ORO. Una propuesta de Nazario Díaz.

Con Jorge Gallardo en el proceso de creación.

A partir de Oro. Petróleo. Escarcha ¿Y si ya no vuelvo a ser la misma persona? Una creación de Vértebro

“Empecé a buscar Oro en marzo de 2013 en Polonia, por amor, a 4000 kilómetros de donde pongo fin a casi dos años de trabajo y de vida. Me pregunté cómo crear algo, si no tenía nada que contar. Es noviembre y estoy en estas islas por primera vez, para terminarlo. Hemos criado un mastodonte capaz de arrasarlo todo. Hoy sé que el Oro arde y hacer arder. Pero no existe como condición ideal, no puede contener en sí su propia perfección. El Oro y el amor siempre arden a 5000 kilómetros.”

Nazario Díaz, noviembre 2014

Oro es un proceso de búsqueda artístico-personal que se presenta como una estructura performativa en continua reactualización, y cuyos materiales se sitúan y articulan en una tensión constante con la idea de autobiografía. Según cada contexto Oro se configura y despliega sus aparatos para poder confrontarse. La pieza nace en relación a aquello que la observa y supone un diálogo permanente con el terreno en el que dicho dispositivo se pone en acción. Un espectador, cinco, doscientos; un teatro, un colegio, una casa, una antigua caballeriza, una paella en el campo; un amigo, mi madre, un desconocido, cien desconocidos. Las circunstancias condicionan la creación de un clima de diálogo que es el centro mismo del trabajo del intérprete, que recoge las formas de su cuerpo para ofrendarlas en un acto presente. Esto da lugar a un proceso de trabajo que se revisa continuamente.

Algunas de las ideas sobre las que Jorge Gallardo y yo hemos elaborado los diversos materiales que componen la pieza son las crisis creativas del artista, la creación contemporánea, el significado y la utilidad del arte en el siglo XXI, el privilegio de vivir en Europa, la realidad que supone poder elegir, o la muerte… Oro es el historia de un hombre que irá donde haga falta para encontrar la manera más pura de relacionarse con el mundo. Esto es el oro. Quizá él no lo sepa. Quizá el oro no exista. Quizá su búsqueda radique, precisamente, en permanecer en ella.