En 30 años de vida de un símbolo cultural para Córdoba, como lo es el Gran Teatro, caben muchas cosas. Son infinidad de recuerdos y emociones que pudiera parecer imposibles de resumir en solo un puñado de fotos, escogidas con todo detalle y cariño. Evocan desde los momentos mas lejanos, que cuentan cómo el edificio fue salvado en el último minuto de un derribo que hubiera sido imperdonable, hasta las muchas pisadas que han recorrido su escenario y que han hecho que los aplausos resuenen en la sala. Han sido y son 30 años de momentos inolvidables para el público, que cada vez que se sienta impaciente para esperar la función, deja ver en su rostro el orgullo de contar en su ciudad con tan impresionante coliseo.
Las fotografías de este libro, nos trasladan a un recorrido vertiginoso en el que los nombres mas destacados de la escena protagonizan instantáneas vividas en estas tres décadas sobre nuestro escenario. Córdoba siente el Gran Teatro como suyo, y por ello sigue sigue siendo el lugar por antonomasia en el que disfrutar de la cultura en todas sus expresiones escénicas. Nada se escribiría igual estas tres últimas décadas de la ciudad sin su presencia como un barco anclado en mitad del Bulevar; por eso, todos estos artistas que forman parte de su historia, son ya un poco mas nuestros también.
Quiero reconocer desde estas líneas el tesón y los desvelos de, tantos cordobeses y cordobesas, gracias a quienes, el Gran Teatro sigue gozando de una excelente salud, en lugar de haberse convertido en bloques de viviendas, como a punto estuvo de ocurrir. Entre todos ellos me permito subrayar las figuras de Joaquín Martínez Bjorkman, abogado y senador y del teniente de alcalde delegado de Cultura, Miguel Salcedo Hierro, auténticos artífices de su supervivencia.
ISABEL AMBROSIO
-Alcaldesa de Córdoba-